“Vente mijo vamos a bailar”. Joropo Tuyero: ¿Cómo aprenden
los niños y jóvenes?
Como
Escuela de Saberes de Miranda, se nos conoce por investigar, aprender y enseñar
sobre tradiciones. De manera especial a bailar joropo tuyero. Esta nota es
parte de un proyecto de investigación en el que se le preguntó a los joroperos
(niños, jóvenes y adultos) cómo se aprendieron joropo tuyero y si hay
diferencia entre antes y ahora.
La gran mayoría de los
entrevistados coincide que es la Familia, en
especial los padres y abuelos, quienes primero acercan al niño al joropo, al
baile. Se observa la idea de continuar lo que los padres empezaron. Algunos
entrevistados responden “hago el joropo porque alguien lo hacía”. Otros porque
tienen un ejemplo a seguir: “mi abuelo se me murió y ahora quedé yo”. En este
caso querer el joropo y bailarlo se convierte en legado para el joven. Algunos
padres y abuelos conscientemente animan al niño en el joropo con expresiones
como: “tu tienes que aprender y vernos para que aprendas también a ser un
joropero nato”. Estas son las palabras que recuerda hoy un joven de su
fallecido abuelo. Por otro lado, uno de los jóvenes señala “los primeros pasos
me los enseñó mi mamá”. En las reuniones de familia se ponía música de joropo y
su madre lo sacaba a bailar: “vente mijo vamos a baila”.
Al
indagar sobre cómo aprendió a bailar joropo, la primera respuesta que surge
cuando preguntamos a uno de los jóvenes es: “aprendiendo con una mujer”. Otro
señaló que “en el baile” y otro que “mi papá me llevaba”. Otra dice: “Mi
abuelita era joropera y cuando estaba haciendo la arepa y ponía (en la radio) los joropos me agarraba por la
mano y empezaba”. Además esta joropera dice: “por eso aprendí a enseñar a los
niñitos agarraditos por la mano. Así me enseñó mi abuela a bailar joropo”.
Es
fundamental que el joven tenga experiencia externa en la sala de baile.
Generalmente son los padres los que inicialmente los llevan. Uno de los joroperos
indica que “si no te llevan a bailes, simplemente no aprendes, sin esa
experiencia, no se aprende”. Además de los primeros encuentros con la música en
casa, se necesita del apoyo familiar o alguien muy cercano para entrar en la sala
de baile o en los clubes de joropo.
En la actualidad
aparece lo que podemos llamar el inspirador. Su
función es incentivar el gusto por la música y el baile de nuestro joropo.
Algunos jóvenes bailadores dicen que admiran a otro bailador o bailadora. Un
ejemplo de este caso puede ser en los Valles del Tuy, Briswel Ríos, joven reconocido como locutor y
zapateador. Muchos niños y jóvenes de la zona, refieren que les gustaría bailar
y zapatear como lo hace Briswel hasta el punto que hace unos años un grupo de
cerca de diez jóvenes se reunía para recibir asesoría de Briswel sobre el
zapateo, se vestían con camisas con el logo del “Pitufo” (el sobrenombre de
Briswel) y zapateaban en los bailes bajo la guía de su mentor.
Mención
especial en este sentido se le tiene que hacer a los “Metralleta de Guatire”
quienes llevaron a la sala ese “zapateo sincronizado” que caracteriza el baile
de joropo hoy en día. Estos jóvenes dedicaban tiempo a practicar su secuencia
de zapateo y figuras de baile para usar en la sala. Ellos han servido como
inspiradores y hoy tenemos a los Metralleta del Valle, del Palmar en Santa
Teresa, Ocumare del Tuy, Aragua, entre otros.
Al preguntar sobre las
diferencias entre el pasado y hoy en cuanto al
aprendizaje de los jóvenes sobre el joropo, se observan varias diferencias. La
primera es que los bailes ya no son “bailes de viejo” porque la cantidad de
muchachos es considerable “ahora, el joropo es el baile de los jóvenes”. Como
segunda instancia, en el pasado, aun en los bailes familiares, se prohibía a
los pequeños formar parte de la fiesta: “en los bailes, no se veía esa banda de
muchachos”. “Uno no aprendía en los bailes en el pasado”. Quienes escribimos
podemos señalar que, en los bailes familiares a principio de los años de 1930,
los menores sólo podían apreciar la fiesta a la distancia o por los agujeros
que unían la sala con las habitaciones. Los pequeños tenían vetado entrar o
participar en la fiesta. Sin embargo, se debe aclarar que en el pasado el
contexto que rodeaba al joven era mucho más amigable al joropo que en el
presente. El joropo rodeaba a la familia y allí crecía el niño.
Por: Profesores Carlos
Torrealba y Edilia Torrealba
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